El Gobierno se está empeñando en posicionar a España a la cabeza de Europa y del Mundo y lo están consiguiendo. Hoy Madrid copa las portadas de la mayoría de las cabeceras ya que esta mañana se ha producido el ingreso en la Fundación Hospital de Alcorcón de la primera infectada por ébola fuera de África.
La Ministra Mato dijo que no había riesgo y no lo ha habido, por eso mismo cuando le preguntan por dimisiones hace caso omiso. Aunque tampoco hemos perdido mucho con su mutismo porque la intervención de estos profesionales tan elocuentes ha esclarecido más bien nada.
No dudo de la capacidad de los profesionales sanitarios españoles, que a pesar de los recortes siguen haciendo un gran trabajo, aunque deja un poco que desear la actitud de los ponentes.
Antonio Alemany sigue insistiendo que en Alcorcón están preparados para afrontar este tipo de situaciones aunque el Hospital por excelencia para tratar enfermedades raras es el Carlos III. Si, si. Nuestro referente es el mismo lugar donde esta profesional se ha contagiado del ébola.
Y no hay duda de que estamos preparados. El Director General de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid asegura que se envió el protocolo de actuación a todos los hospitales y centros de atención primaria de la capital. Así que si quieres ser un experto no tienes más que leer este documento.
Y para terminar, simplemente recalcar las palabras de Alemany. No debemos estar nerviosos porque para que haya un contagio, la enferma debe presentar síntomas.
El 30 de septiembre, la sanitaria tenía "sintomatología vaga" y como no llegaba a los 38,6 grados de fiebre, que es lo que se aplica como criterio para el ébola, permitieron que se fuera de vacaciones (no teniendo, por tanto, constancia de las personas con las que la paciente ha tenido contacto). Los protocolos que el Gobierno ha aprobado, por tanto, no parece que tengan fisuras.
Esperemos que la mujer se recupere y no haya más casos (aunque algunos periódicos ya se hacen eco de una segunda posible enfermera contagiada por el virus). Por otro lado, deseo (aunque sin esperanzas) que el Gobierno entone el mea culpa, reconozca que no estamos preparados y haga una reflexión. ¿Habrían actuado de la misma manera si los afectados en África no hubieran sido religiosos?
Por lo pronto el Gobierno ha conseguido parte de su objetivo. Hemos dejado de hablar de la crisis, de las tarjetas y de las cuentas B y de su penosa legislatura mientras que toda Europa está pendiente de nosotros. Esto sí que es Marca España.
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