jueves, 14 de marzo de 2013

2013-03-14. Los Jesuitas

Mucho se ha hablado de La Compañía de Jesús desde que fuera fundada en Roma, 1540, por San Ignacio de Loyola y otros nueve compañeros. Se cree que los Jesuitas llevaron a cabo teorías de conspiración, asesinatos y traiciones. Casi nada puede ser corroborado por lo que me voy a limitar a mostrar algunas frases que personajes históricos dirigieron a este grupo religioso. 

Enrique IV de Francia (1553 - 1610) en sus memorias escribió: 
"¿No juzgáis conveniente ceder ante los jesuitas? ¿Podéis acaso garantizarme la vida? Bien sé que la anhelan, pues atentaron más de una vez contra ella: tengo la prueba por experiencia, pudiendo manifestar algunas cicatrices de sus heridas. No hay necesidad de irritarlos más, ni excitarlos para que lleguen a los extremos. Consiento en su perdón, pero bien a pesar mío y por necesidad". 

Todos los ilustrados que participaron en la reforma universitaria eran enemigos de los jesuitas: Campomanes, Floridablanca, Roda o Beltrán atacaron a la congregación en sus escritos. “Roda odiaba estos institutos de enseñanza todavía más que a los jesuitas, y de él decía donosamente Azara que «Por un cristal de sus anteojos no veía más que jesuitas y por el otro, colegiales»” (Marcelino Menéndez Pelayo. “Historia de los Heterodoxos Españoles. Libro VI”).

John Adams (1735 – 1826) manifestó:
"No me agrada la reaparición de los jesuitas. Si ha habido una corporación humana que merezca la condenación en la tierra y en el infierno es esta sociedad de Loyola. Sin embargo, nuestro sistema de tolerancia religiosa nos obliga a ofrecerles asilo" (The New Jesuits, George Riemer, 1971)

General Lafayette (1757 - 1834): 
“En mi opinión si las libertades de este país, los Estados Unidos de América, son destruidas, será por culpa de los miembros jesuitas de la Iglesia Católica Romana, ya que estos son los más crueles y peligrosos enemigos de la libertad religiosa y los derechos civiles. Ellos, y no otros, han instigado la mayor parte de las guerras en Europa”. 

Napoleón (1769 – 1821) en sus memorias, escritas en la isla de Santa Elena, expresó: 
"Los Jesuitas son una organización Militar, no una orden religiosa. Su jefe es el general de un ejército, no el mero abad de un monasterio. Y el objetivo de esta organización es Poder, Poder en su más despótico ejercicio, Poder absoluto, universal, Poder para controlar al mundo bajo la voluntad de un sólo hombre. El Jesuitismo es el más absoluto de los despotismos y, a la vez, es el más grandioso y enorme de los abusos".  

Lincoln (1809 – 1865). Conversaciones con Charles Chiniquy 
“Te voy a repetir lo que ya te dije en Urbana, cuando por primera vez me preguntaste sobre mis miedos de ser asesinado por los jesuitas: el hombre no debe preocuparse de donde y como morirá, siempre que muera con honor y cumpliendo su obligación. Pero debo añadir, que tengo el presentimiento de que Dios va a llamar hacia él por medio de la mano de un asesino. De forma que dejemos que se cumpla Su Voluntad, y no la mía. (…) Pero, ¿acaso puedo esperar que Dios siga haciendo estos milagros para salvar mi vida?. Creo que no. Los jesuitas son tan expertos en los entresijos de la sangre que Enrique IV decía que era imposible escapar de ellos, y por supuesto, él se convirtió en su víctima, aunque hizo todo lo que pudo por protegerse de ellos” (Fifty Years In The Church Of Rome, Charles Chiniquy, 1968)

El libro “Vatican Assassins: Wounded In The House Of My Friends. The Diabolical History of The Society of Jesus”, de Eric Jon Phelps, publica, entre muchas otras cosas, cómo se organizan los jesuitas:
  • “V. En sus primeros asentamientos, que nuestros miembros sean cautos en comprar tierras; pero si ellos compran alguna bien situada, que sea hecho en el nombre de algún fiel y confiable amigo. Y que nuestra pobreza pueda ser la más engañosa apariencia de la realidad, hagan las compras, adyacentes a los lugares donde nuestros colegios son fundados, sean asignadas por el provincial a colegios a cierta distancia; por medio de lo cual será imposible que príncipes y magistrados puedan siquiera llegar a algún conocimiento de a cuanto ascienden los montos de los ingresos de la Sociedad. 
  • VI. No sea escogido ningún lugar por ninguno de nuestros miembros cuando van a fundar un colegio sino en ciudades opulentas; siendo el fin de la Sociedad la imitación de nuestro bendito Salvador, quien hizo su principal residencia en la metrópolis de Judea, y solamente transitoriamente visitó los lugares menos destacados. 
  • VII. Sean las más grandes sumas siempre sacadas a las viudas, por frecuentes protestas de nuestras extremas necesidades. 
  • VIII. En cada provincia, ninguno sino el principal ha de estar plenamente informado del valor real de nuestros ingresos; y que lo que contiene la tesorería de Roma sea siempre mantenido como un secreto inviolable”. 
Los jesuitas, que se crearon para destruir la Reforma Protestante, deben profesar la obediencia, la pobreza y la castidad. Además cumplen el cuarto voto de obediencia al Santo Padre. Veamos si el Papa Francisco es capaz de seguir el segundo voto, el de la pobreza, y palia las desigualdades en el Mundo. Y esperemos que este señor pueda, o quiera, frenar a todas esas “instituciones católicas sectarias” encargadas de evangelizar.

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