Una de las peores pandemias que aún ha día de hoy se sigue extendiendo es el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). Según los datos de 2010, 34 millones de personas viven con el VIH a nivel mundial. Durante este mismo año se produjeron 1,8 millones de muertes por causas relacionadas con la enfermedad y hubo 2,7 millones de nuevas infecciones.
El Programa conjunto de las Naciones Unidad sobre el VIH/sida (ONUSIDA), sin embargo, se siente satisfecho ya que a lo largo de 2011 los fallecimientos y los contagios han disminuido. Desde 1997, cuando la epidemia alcanzó el punto más alto de afectados, se han reducido las nuevas infecciones en un 21%. Pero ¿con esto basta?
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| Prevalencia mundial del VIH, en 2009. Fuente: UNAIDS |
El África Subsahariana sigue siendo la región más afectada por este virus donde conviven 21,5 millones de enfermos y ostentan el mayor nivel de nuevos contagios. Está claro que la educación y la religión tienen mucha culpa, por no decir toda. Sin embargo, hoy hemos conocido un escalofriante dato. Según un estudio del Instituto de Ciencias Sociales (ISIS) presentado en la Conferencia de Enfermedades Infeccionas las mujeres afroamericanas residentes en Estados Unidos alcanzan la misma tasa que sus compatriotas en sus países de origen. El pasado año el Centro de Prevención y Control de Enfermedades estudió el caso y el 0,24% de las mujeres estudiadas dio positivo. Es decir, los resultados quintuplicaban las previsiones y se acercan, bastante, al diagnóstico de La República Democrática del Congo, con un 0,28% o Kenia con un 0,53%.
Pese a que la mayoría de la gente piensa que esta enfermedad está erradicada millones de personas la padecen cada día y son unos enfermos olvidados. Mucha gente piensa que los enfermos suelen ser “libertinos” y nada más lejos de la realidad. Son personas con poca educación, sin recursos, mujeres maltratadas, amas de casa… Los gobiernos no deberían olvidarse así de ellos.
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