Badalona. 2 de junio. Todo transcurre con normalidad en la librería Abacus de la calle Francesc Macià hasta que una pareja irrumpe en el negocio con un cochecito de bebé para robar. Los cacos intentaron forzar una vitrina en la que se encontraban numerosos videojuegos y una videoconsola NintendoDS. Eran exactamente las 17.30 horas cuando los empleados de la tienda les sorprendieron. Los ladrones no lo dudaron ni un segundo y huyeron. Al cabo de unos minutos regresaron a la librería para recoger al niño, que se habían olvidado, aunque los Mossos ya se encontraban allí. El menor, de dos años, ha sido entregado a un familiar.
Y de Barcelona viajamos hasta Chicago donde Charles Estell, de 38 años, también tuvo un robo fallido. Su idea era hacerse con un botín de 100.000 dólares que extrajo de un banco de la ciudad e introdujo en una mochila. Los trabajadores de la sucursal declararon ante el FBI que el sospechoso había huido por el techo pero se equivocaban. Al intentar escapar, por el conducto del aire, quedó atrapado por lo que los agentes tardaron varias horas en encontrarlo y rescatarlo. Ahora se enfrenta a una pena de 20 años de cárcel. Mi consejo es que nunca huyáis por el conducto del aire ni de las basuras ya que es muy común leer este tipo de noticias. Hace dos semanas, en Rusia, una disputa amorosa acabó con idéntico resultado.
Está claro que tener trabajo, hoy en día, es un privilegio. Para la siguiente historia viajamos a Francia, a Montpellier, donde un empleado ha perdido su empleo por no controlar sus gases. Por lo visto, y según la visión del jefe y algunos compañeros, el señor eructaba y expulsaba flatulencias constantemente por lo que su superior ha declarado que desde la empresa “nos vemos obligados a notificarle su apercibimiento por causa real y seria debido a los siguientes motivos: perturbaciones sonoras tales como eructos regulares y flatulencias no disimuladas por las que resulta que sus faltas y su comportamiento generan tensiones y conflictos recurrentes en las relaciones con sus colegas de trabajo”. Me pregunto qué dirá este señor cuando en una futura entrevista de trabajo le pregunten por qué perdió su anterior empleo.
Los nombres masculinos más comunes en España son Antonio, José, Manuel, Francisco y Juan mientras que en mujeres encontraremos a más María del Carmen, María, Carmen, Josefa e Isabel. Sin embargo, es un país que, poco a poco, ve cambiadas sus tradiciones. Ahora es normal encontrar nombres como Jonathan, Jessica, Christian o incluso Kevin. Pero ¿qué pensaríamos si nuestro amigo o compañero de trabajo se llamara Twitter, Tuenti, SMS o alguna cosa similar? Pues, sin pensar en su futuro, Lior y Vardit Adler, una pareja israelí, ha llamado a su hija “Like”, evocando a Facebook. Querían un nombre original y, sin duda, han dado en el clavo. El problema es que no han sido los únicos en tener una idea similar. Un hombre, a cambio de que tener medio millón de seguidores en su perfil de esta misma red social, ofreció el llamar a su hijo “Batman”. Y en Egipto otra pareja llamó a su bebé “Facebook” en honor al papel que la Red tuvo en la revolución de este país. Es una opinión personal pero creo que aún prefiero los nombres “normales”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario