Rosario Ballester, la coordinadora del Instituto Andaluz de la Mujer en Huelva, ha afirmado que el acto de llevar “taconazos” o la lectura del libro Cincuenta Sombras de Grey es un indicio de maltrato a la mujer. Las polémicas declaraciones se produjeron el viernes pasado durante las Jornadas de Atención a las Víctimas de Violencia de Género organizadas por el Colegio Oficial de Médicos de Huelva.
He de confesar que soy una de esas personas raras que, a día de hoy, aún no ha leído la trilogía de Cincuenta sombras de E. L. James. La mayoría de los Best-Seller, y creo que este también está en la línea, no suelen ser grandes textos sino historias fáciles de entender por la mayoría de la población. De ahí el éxito.
No conozco con exactitud la relación de Anastasia Steele y Christian Grey aunque no me parece una historia nueva. Hace años ya pudimos leer Los cien golpes de Melissa Panarello y el cine de Hollywood ha representado, durante años, todo tipo de relaciones sexuales. Recuerdo la película Suavemente me mata estrenada en 2002. En una de las escenas, los protagonistas, interpretados por Heather Graham y Joseph Fiennes, realizan una serie de juegos sexuales donde, también, la mujer queda “sometida”.
Que se haya leído esta trilogía o se hayan visto películas de esta temática no significa que se esté a favor o se quiera fomentar la violencia de género. ¿Acaso sería lógico afirmar que las peleas entre bandas tienen lugar por culpa de la película Dangerous Minds? ¿Que se debería censurar El Club Dante porque narra la historia de un asesino en serie?
Además los detractores de este libro se han fortalecido tras conocer que una joven sueca de 28 años ha muerto tras intentar imitar una de las escenas sexuales que se narra en el primero de los libros. ¿El bestseller o la autora han sido los culpables de este homicidio o la irresponsabilidad de estos jóvenes?
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