Tras 56 días en prisión preventiva Alfonso Fernández ha salido de la cárcel de Soto del Real. Su detención, desde un primer momento, ha estado marcada por la polémica. El arresto tuvo lugar el pasado 14 de noviembre, día de Huelga General. Supuestamente, y según la versión del policía que le arrestó, Alfon estaba en posesión de una mochila que contenía material con el que se podrían fabricar explosivos caseros.
El juez decidió condenar a Alfon por “alarma social”, un concepto que ya no se aplica en la Ley de Enjuiciamiento Criminal desde 2003. Por ello, se decidió mantener al joven en prisión bajo, ahora, “riesgo de fuga”. Un chico de 21 años con arraigo familiar, trabajo y novia es propenso a la fuga en España. Sin embargo, no lo son los promotores de grandes eventos, los políticos, los empresarios y, en general, los chorizos de nuestro país.
Alfon ha sido detenido bajo el régimen FIES grado 5 por el que se le han restringido las visitas y se ha supervisado sus comunicaciones. El mismo trato que se da a algunos narcotraficantes o a terroristas.
Y, como no, la prensa de derechas no ha tardado ni un solo día en sacar los trapos sucios. ABC publica, en un lamentable artículo: «Alfon», el «héroe» antifascista: atraco, agresión sexual y drogas, una serie de acusaciones que no sabemos si son verdad ya que el periodista no ofrece fuentes ni datos contrastables. En el titular se afirma que “El joven encarcelado por presuntamente portar explosivos el día de la huelga general tiene un amplio historial policial”. Presuntamente lleva los explosivos aunque a ABC esto le da igual y pasa a tratar al chico como un auténtico terrorista.
No es de recibo que alguien pueda ingresar en prisión sin que haya un delito. Alfon ha permanecido bajo arresto en este régimen por, supuestamente, pertenecer a una banda organizada. El informe policial que debía explicar esta implicación nunca llegó a manos de la jueza. No es ético el arrestar a alguien para tener una excusa y así poder registrar la sede de los Bukaneros. No digo que este chico sea un santo pero habrá que juzgarle por los delitos que haya cometido, si los ha perpetrado. Sin duda la caza de brujas, o de izquierdistas, que está llevando a cabo, o lo pretende al menos, la señora Cifuentes ha pasado una buena factura a este joven y a su familia.
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