Los
futuros doctores, en el juramento hipocrático, se comprometen, entre otros
puntos, a "Ejercer su arte con conciencia y
dignidad", "Hacer de la salud y de la vida de vuestros enfermos la
primera de vuestras preocupaciones" y "No permitir jamás, que
entre el deber y el enfermo se interpongan consideraciones de raza,
religión, nacionalidad, de partido o de clase".
Pues
ahora, los doctores deberán romper su juramento y comprometerse con el Estado.
Mariano Rajoy y su equipo, en su afán por recaudar fondos a costa de los más
desfavorecidos, pretenden excluir del sistema sanitario a las personas que se
encuentren en el país de modo irregular. La medida, que entrará en vigor el 1
de septiembre, provocará que unas 150.000 personas no tengan derecho a
asistencia primaria por lo que deban dirigirse a urgencias para cualquier
problema. Sin embargo, ya han sido muchos los facultativos que han querido
resaltar este error ya que los gastos que ocasiona una visita al servicio de
urgencias son considerablemente mayores a los que ocasiona una consulta en el
ambulatorio.
Por
todo ello, médicos de toda España, gracias a la plataforma de Médicos del Mundo, se están declarando objetores ya que creen que seguir esta norma es romper con
su juramento hipocrático, y yo añado convertirse en marionetas del Gobierno. El Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, por su parte, ya se ha apresurado a
declarar que los médicos están actuando de modo irracional ya que ”atender se atiende a todo el mundo. Otra cosa distinta es si luego eso genera la emisión de una factura o no. No es una cuestión asistencial, no afecta al médico”.
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